miércoles, 6 de agosto de 2008

Personalizado: 001

31/07/08       03:08
✖ Reafirmándose cada vez más,
lo imposible de afirmar....

● ● ● ●
Quizás esté destrozando tu perfecta composición harmónica,
plagada de incontables esencias por verso,
pero sin más me arriesgo,
me rindo ante lo que deseaba hacer,
antes de haber leido nada,
me rindo ante el mundo en el que conectamos,
e instantáneamente,
te veo reflejada en mis ojos,
expresando todo,
en nada,
expresando demasiado,
en un corto perído de tiempo.

Entonces siento la brisa acariciar mis manos,
me siento en la roca más alta imaginada,
y escribo sin pensar demasiado, ni poco,
en ningún momento.

Me siento el dueño de absolutamente todo,
sin que nadie se cuele en mi universo para negarme,
que es tal cual lo pienso,
ya que me siento tan dueño,
que desbordo de placer y caigo ligeramente de la roca,
descendiendo poco a poco,
capa por capa,
etapa tras etapa,
sin darme al menos tiempo para imaginarme lo que pueda venir detrás.

Como bien sabrás a estas alturas,
y como siempre te suelo repetir,
es demasiado mágico,
nunca dejaré de quedarme anonadado pensando en todo esto,
en algo que es de todo menos una tontería,
algo en lo que basamos nuestras vidas,
algo a lo que en el fondo sabemos,
que jamás seremos inmunes,
porque con el simple hecho de observar a cielo que siempre tenemos a nuestra disposición,
con cerrar los ojos,
o con apreciar el silencio como la mejor de las músicas creadas,
porque con todo lo anterior,
multiplicado por infinito,
recordamos prácticamente cada minuto,
o en ocasiones cada segundo,
que somos diferentes,
que somos especiales,
que debemos disfrutar todo,
no como está,
si no como realmente deseamos,
por la cantidad de ojos vacíos sin una esencia que transmitir,
y no olvides jamás el siguiente paso.

Nosotros y sólo nosotros disfrutamos de nuestro alrrededor todo lo que deseamos y más,
por lo tanto debemos ir dejando una pequeña semilla de nuestra filosofía, para que los que gastan su tiempo en nosotros,
aprendan a observar,
a detenerse mientras caminas por la calle porque ves algo que despierta tu curiosidad,
ya sea un gato con poderes,
o una persona hablando por el móvil.

Odio tener que hacerlo,
pero siento un peso que me dice que debo terminar mis tímidas pero sinceras creaciones.
Pero me niego a que esta vez ocurra lo mismo de siempre,
subo la apuesta contra el tiempo,
y con ese simple pensamiento,
gano la partida sin a penas dudarlo.
Me detengo durante unos segundos,
suspiro,
recuerdo,
y vuelvo a tener demasiadas ideas y desarrollos entre ellos,
perdiéndome en un océano que no tiene principio ni final,
un océano en el que cuando te apetece te sumerjes,
sin temer que pueda ocurrir,
nada que no deba ocurrir,
y si en algún momento,
por muy imposible que parezca te saturas,
no tienes si no que emerger,
salir a la superficie,
y observar también lo mágica que puede llegar a ser la realidad,
que aparentamos y en parte aborrecemos,
disfrutando de un inmenso sol anaranjado,
delante tuya en ese preciso momento,
regalándose ante ti,
y en el fondo,
absolutamente todo ínfimo detalle,
es como ese melancólico ocultar del sol.

Anecdóticamente me apetece compartir este detalle,
ya que el último cigarro que acabo de encender no es otro que el número ocho,
el número que se presenta ante mi como a ti las mariposas con tu pieza del puzzle,
el número que se me acerca podría decir que hablándome,
señalándome que la perfección está en esta dirección,
en la dirección que tomamos en cada momento,
por el hecho de ser la que deseamos tomar.

Demasiada esencia junta me colapsa,
y consigo saturar mi mente repitiéndome.
Momento en el que comprendo,
que debo dejar que el mundo rote,
hasta que nuestros ojos,
nuestras miradas,
nuestros aromas,
se vuelvan a fusionar,
creando,
lo aparentemente increable....
.:Sa:.

1 comentario:

PurpleSkies dijo...

A veces el fluir es tan grande que explosiona sin creación alguna.
Tu pudiste crear,
dejando este texto,
sin duda alguna,
exquisito.

Muy bonito, Guille.