lunes, 3 de marzo de 2008

RT073||||||> Incontables Relojes como Átomos....

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Incontables Relojes como Átomos
 
Comprendo cada una de mis miradas,
de mis gestos,
de mis entonaciones. 
Transmito lo que quiero como quiero y cuando quiero.

Amo la soledad de la misma manera que lo hago con la compañía.
Podría viajar en transporte público durante horas,
únicamente observando el exterior y todo lo que abarca.
Estoy seguro de que me entretendría,
incluso me divertiría si eso ocurriera.
Pero es prácticamente imposible evadirse únicamente con el exterior.

Mi cabeza siempre tiende a observar lo que entra por la puerta.


No puedo evitar salir de mi mundo de fantasía paisajística,
tiendo la cabeza hacia un lado,
y observo como entra un niño con su madre.
Entonces comienzo de nuevo el juego,
me vuelvo a atrapar en mi propia burbuja de diversión.
Observo detenidamente como el bebé con sus inmensos ojos me explora.
Soy incapaz de apartar la mirada,
me compró con sus gestos desde que se detuvo a verme.

Pero todo debe tener un final aunque no esté predeterminado.
Llega el momento en que el niño se aburre de mi entretenimiento,
entonces decide jugar con su madre y me olvida por completo.

Me siento triste porque no me hace caso,
aun sin conocerlo de nada,
me molesta la inocente acción del pequeño.

Continúo esperando el cruce de miradas soñadoras,
pero por más que espero no llega.

Cuando me doy cuenta mi viaje ya ha finalizado.
En mi mente transcurrieron 4 minutos,
pero en el tiempo real va una larga,
y en otro momento tediosa,
media hora.
Un largo período de tiempo que para mi se acortó.

Salgo del vehículo pensando en lo ocurrido y pronto recapacito.
Es posible detener y acelerar el tiempo a gusto y placer.

A decir verdad,
soy un gran profesional de hacer que transpase la velocidad de la luz,
mientras para mi en realidad a penas sigue su curso.
Porque soy un gran profesional de hacer lo que deseo hacer.

La clave está en escapar de la realidad.

En no ver,
en no oír.
La clave es tan fácil,
que la llevamos utilizando desde que el mundo es mundo.
Sólo es necesario juntar los requisitos apropiados.

Necesitamos observar llegando a atravesar.
Escuchar llegando a tocar.
En la soledad o en compañía el tiempo se hace relativo.

Mientras yo estoy escribiendo entretenido haciendo lo que quiero,
otra persona está escribiendo porque su trabajo lo requiere,
en realidad los dos tardamos X minutos,
claro que para mi es un segundo y para él una hora.
Si no tuviéramos reloj,
¿cuanto sería el tiempo real que habría transcurrido?

Nadie lo sabe ni lo sabrá jamás.


Quizás el sentido de la vida esté al alcance de nuestras propias manos.
Con sólo alargar o acortar el tiempo a placer,
podríamos hacer cada uno de nuestro deseos realidad,
sin temerle a la idea de que el tiempo se nos abalance.

Es tan sencillo,
que es lógico temerle a nuestra propia cabeza por si lo complica....








.:73:.

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