relato 331

31/05/09........'02:18'
✖ porque no es la suerte (precisamente)
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Cuando acercamos a nuestra vida lo que en realidad somos,
y no lo que en ocasiones
erroneamente pensamos ser,
en lo más profundo de nosotros
se encuentra ante todo lo demás,
la aceptación de que somos nuestros sueños,
por mucho que no queramos reconocerlo;

aunque a veces nos intenten hacer creer
que somos sueños de otros,
y limitamos nuestras vidas,
nuestra dicha,
dosificando y filtrando nuestros deseos,
hasta haciéndolos desaparecer en ocasiones,
y todo bajo propia voluntad;

entonces no encontramos un punto de equilibrio perfecto,
dando el poder de los hechos,
a coordenadas fuera de nosotros
ajenas a nuestra realidad individual,
y le adjudicamos nuestras vidas a la suerte,
esperamos año tras año que ella nos traiga
lo poco que ya somos capaces de anhelar,
los restos del sueño, puro en esencia,
y vemos como la nombrada suerte
o lo que creemos por tal,
no llega a tocar en nuestra puerta;

nos rendimos ante la invisible corriente
de la misma "suerte",
pero no nos damos cuenta
de que uno de los principales dones del ser humano
es conscienciarse, o lo que es lo mismo
adquirir conocimientos,
y crear sobre lo que cree
aún antes de que esto exista,
o lo que es lo mismo,
permitir existir a lo imaginado,
crear materia de la esencia;

cuando nos dejamos en manos de la suerte,
en la mayoría de las ocasiones
cesa nuestra alimentación basada en conocimientos,
y con ella nuestra capacidad de imaginar,
nuestro poder de trascender,
entonces morimos en el plano multidimensional,
y pasamos a decidir ser una semilla
que jamás tocará tierra,
una semilla que en su día germinó
pero no terminará siendo árbol,
porque puede que ya no creamos
en poder llegar a tocar el cielo con nuestras ramas,
y hasta podríamos llegar a dejar de creer
en los propios árboles,
en nuestras vidas enraizadas al suelo
y ramificadas como ya mencioné al cielo;

porque no es la suerte (precisamente)
lo que nos conduce a la dicha,
sino la intensidad, de nuestros conscientes sueños....
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